jueves, 24 de enero de 2019

Irlanda

Día 4: de Derry a Galway

Nuestro cuarto día, era el más duro sobre el papel, porque había que llegar de Derry a Galway, y las paradas intermedias que no implicaban desviarse mucho no eran muy llamativas. A eso, le tenemos que unir que fue el día que peor tiempo nos hizo, que por un lado estuvo genial, puesto que era mayoritariamente día de coche, pero por otro lado, hacía al día un poco más triste.


Optamos por hacer la parada en Sligo, que es una de esas ciudades que se nombran en muchas rutas. La ciudad en sí no era especialmente bonita, y lo que había en los alrededores, con lo que caía, tampoco apetecía mucho verlo. Al final optamos por comer allí después de dar un paseo por el centro, estirar las piernas y seguir hacía Galway para llegar lo antes posible y visitarla tranquilamente por la tarde.


En Galway, nuestro hotel, aunque no está en el centro, nos queda a tan solo 10 minutos andando, en un agradable paseo. Por suerte, para esas horas, aunque el día sigue gris, y chispea de vez en cuando, ya no es la lluvia que hemos tenido a lo largo del camino.

Galway en general, mola bastante. Se aprecia otro rollo y ambiente distintos al de Irlanda del Norte. Hay gente y mucha! Damos paseo, cotilleamos las tiendas de souvenir que hasta ahora han escaseado, y optamos por cenar en A Pucan, de camino al hotel, donde justo están echando el partido de Champions del Madrid. A partir de las 9 no se puede estar allí con Dani, y a las 8,30 cierran la cocina! así que hay que andar espabilado.



Dormimos en el  Copper Beech Guest House, que es el tipo bed and breakfast super familiar. El baño es muy chiquitin pero la habitación está bien, con un enorme ventanal. En este caso, solo hay cama doble, y Dani duerme en cuna, pero nos apañamos a pesar de que las cunas irlandesas son un poco mas cortas que las nuestras y parece que le va a faltar cunar a Dani. También está muy bien el desayuno del día siguiente.

Día 5: Acantilados de Moher

Nuestro quinto día tiene por objetivo visitar los Acantilados de Moher, cerca de Galway en el mapa, pero hora y media en la practica, y despues poner rumbo a Killarney donde dormimos. Al comentarlo en el hotel en Galway nos recomiendan que cojamos un ferry, que nos ahorra un poco de tramo de carretera. Yo creo que en tiempo salimos lo comido por lo servido, pero es gracioso subir al ferry como parte del trayecto, y poder bajar del coche los 20 minutos que dura.

Así que recogemos y nos ponemos rumbo a los acantilados. De camino nos encontamos el Castillo de Dunguaire, pero Dani se ha dormido, y preferimos no despertarle para ver otro castillo. Lo que se ve desde el coche parece bonito y no supone desviarse así que es una buena parada.


Los acantilados tienen un gran aparcamiento a poca distancia de la entrada. Allí es un recorrido para andar, hacía un lado y hacía el otro según llegas. Los dos caminos son bonitos, fáciles y merecen la pena. A mi personalmente me gusta más la vista desde la zona de la izquierda según llegas, para los más vaguetes. Nos hace mucho viento, lo que hace los acantilados un poco mas peligrosos, para los más osados... para el resto hay un camino muy marcado. por el camino de la izquierda no se puede llegar hasta el final con el carro del bebe! así que o te plantas.. o lo aparcas y confías que en Irlanda la gente es maja como hicimos nosotros.








Vemos los acantilados, y nos marchamos en busca de un sitio para comer. No tenemos ninguna referencia así que paramos en el primer pueblo con vidilla que vemos de camino al ferry. No recuerdo el nombre, y tampoco el del restaurante (esta vez no me he llevado cuaderno para anotar estas cosas sorry). En la calle principal hay varios sitios y elegimos uno de ellos, en el que volvemos a pedir pescado rebozado, muy rico y bastante grande.

Seguimos la marcha hasta el ferry dando un poco de rodeo por culpa del móvil. Aún así conseguimos llegar a tiempo y sin problemas, y sin tener que esperar mucho. Aunque hay que tener cuidado porque la verdad es que va hasta arriba de coches. Sigue haciendo mucho viento y hasta llueve un poco, pero Dani lo disfruta mucho. Como decía al principio, creo que no nos ahorró mucho tiempo, pero supuso algo distinto para el día que hubiera tenido mucha carretera para Dani de no ser por el ferry.


De vuelta a tierra, ponemos rumbo al hotel en Killarney, un poco a las afueras, pero en cualquier caso hay que coger coche para moverse por allí. El hotel nos encanta, muy familiar, con parque infantil, zona de minigolf donde vive una familia de conejitos, y hasta casas de hadas. Un acierto de hotel (Hotel Killarney). Además tiene también para cenar allí y esta fenomenal, y con suerte hay alguna actuación de música en directo. En verano tiene un montón de cosas de animación para niños y también tiene piscina cubierta, aunque no la disfrutamos porque estamos todo el día fuera.




Día 6: Killarney

 El plan del día era recorrer el anillo de Kerry hasta llegar al puerto a coger un barco para visitar la isla de Skelling Michael donde se rodó Star Wars. Teniamos contratado el viaje alrededor de la isla, pero ayer nos avisaron de que se tenía que cancelar por el mal tiempo. La verdad es que el día está desagradable así que no habriamos disfrutado nada del barco, con lluvia y viento. Decidimos quedarnos en la zona más proxima a Killarney sin recorrer el anillo entero, fundamentalmente el parque nacional, aunque nos acercamos primero a una de las playas del anillo. No nos entretemos allí porque Dani se ha dormido y como hay mucho viento la arena hace remolinos y es incomoda.



 De vuelta en el Parque Natural, nos centramos en visitar la Cascada de Torc y los alrededores que son maravillosos por el color verde de los arboles, a lo que le acompaña de maravilla el día lluvioso que tenemos.












Comemos allí mismo, junto a la Abadía de Muckross que vamos a visitar por la tarde. La comida es decente y es cómodo comer allí mismo sin tener que coger el coche.

Después de comer decidimos montar en un carro tirado por caballo para dar un paseo, así que lo cogemos justo en frente de la Abadía.  El paseo es agradable y Dani disfruta un montón. Hasta le sienta el conductor delante para que sea el quien dirija al caballo. Muy recomendado viajando con peques. El recorrido no es muy largo pero suficiente, con alguna parada en los puntos de interés de los alrededores.





Después del paseo, damos otra vuelta por libre aprovechando el rato de siesta de Dani. Entre las fechas y el día que hace todo está muy tranquilo y trasmite una magia especial.



Antes de anochecer volvemos al hotel a jugar un rato más en el parque y a prepararnos para la cena, que la volvemos a hacer allí.

Día 7: Castillo de Ross y rumbo a Dublín

Toca poner rumbo a Dublín pero el día se ha levantado maravillosamente soleado por lo que optamos por hacer una primera parada de vuelta en el Parque de Killarney para visitar el Castillo de Ross que nos había quedado pendiente. Lo volvemos a encontrar espectacular también con sol. Una suerte poderlo verlo en su esencia con lluvia, y con el brillo del sol. Si pudiéramos nos quedábamos un par de días mas recorriendo sus rincones.















Nos ponemos finalmente rumbo a Dublín, a unas dos horas de viaje, comiendo en el camino en una estación de servicio con parquecito para que Dani desfogue.

A Dublín llegamos a tiempo para dar paseito y llegar a Temple  Bar. Rematamos el día con unas cervecitas.





Día 8: Dublín y vuelta a casa

Contamos solo con unas horas antes de ponernos rumbo al aeropuerto, así que optamos por coger el ticket del autobús turístico, aprovechando que además dan 20 grados en Dublín y el día esta maravilloso. A Dani le mola lo de ir en el autobús descapotable viendo las cositas.

Damos un paseito de vuelta al hotel y a recoger el coche. Hay muchísimo ambiente en la ciudad porque es sabado y el solecito  ha hecho salir a todos los irlandeses a la calle.







No nos da mucho tiempo a más, así que cogemos el coche de un aparcamiento cercano al hotel donde lo habíamos dejado, y nos ponemos rumbo al aeropuerto. la novatada del viaje fue no encontrar ninguna gasolinera de camino al aeropuerto, así que nos tocó pagar allí a precio de oro!! no pensábamos que fuera a ser tanto así que ojito si alquiláis coche por allí. Buscad bien la gasolinera, que merece la pena!

y así acabamos el viajecito, con Dani y 2/3 de Emma.

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