miércoles, 31 de mayo de 2017

Japón Etapa I: Kyoto y alrededores

Día 1 y 2: rumbo a Kyoto

Salimos un domingo, a las 13 horas, en vuelo directo a Tokyo desde la T4 con Iberia. Son aproximadamente 13 horas de vuelo, y llegas a Tokyo a las 9.30 de la mañana, teniendo en cuenta las 7 horas de diferencia horario que hay. Lo bueno del vuelo es la típica pantallita con películas que te permite ponerte un poco al día, aunque sin despistarse que hay que dormir todo lo que se pueda para llegar con algo de energía para afrontar el día entero por delante.
Una vez en Tokyo, en el aeropuerto de Narita, toca coger las maletas, y pasar el control de pasaporte, que nos resulta muy rápido y ágil.
  
Lo que no es tan rápido ni ágil es cambiar nuestros JR Pass en la oficina de JR. Hay mucha cola y son muy lentos porque el trámite, a pesar de haber sido ya adquirido previamente por internet, es muy rudimentario. Este tema nos retrasa un poco respecto de lo previsto. Lo bueno es que son muy diligentes y salimos de la oficina con los tickets de los trenes que tenemos que coger para llegar a Kyoto de la forma óptima: narita express, que tarda una hora aproximadamente a Shinagawa, donde tomamos el shinkashen que nos lleva a Kyoto. También se puede ir via Tokyo Station pero el de la oficina nos recomienda esta opción y le hacemos caso.

Como nota respecto de los trenes, decir, tal y como se aprecia en la foto anterior, que hay unas marcas en los andenes que indican donde va a parar la puerta de cada coche del tren. A partir de ahí se hace ordenadamente la cola. Es una información que se usa mucho durante el viaje, aunque hay que tener cuidado porque puede haber distintas marcas en función del tipo de tren, así que hay que chequear tipo de tren y numero de coche antes de ponerte a hacer la cola.

Para la comida, una vez en la estación de Shinagawa, nos compramos nuestra primera cajita Bento, de las que tanto había leído y que la verdad hace apaño. Cuestan unos 100o yenes (aunque hay de muchos precios) que al cambio son unos 7 u 8 euros, y las tienes de muchas cosas. Nosotros optamos la mayoría por el sushi para estrenarnos por allí y es bastante decente. Nos la comemos en el tren para integrarnos con los hábitos del país.



En Kyoto hemos alquilado una casa a través de airbnb. Optamos por ir andando desde la estación, que son unos 15 minutos en vez de coger autobús (tal y como me explicó como opción la propietaria). El check in es casi como hacer una gymkana, que requiere de abrir varios candados antes de dar con la llave, y poder así acceder a la casa.

La casa está muy bien, es amplia y con muchas camas distribuidas entre el dormitorio y el salón. Además, tiene la ventaja de que nos dejan un wifi portátil para llevar con nosotros los tres días que vamos a estar en la ciudad. (Estos wifis portátiles se pueden alquilar también en algunos sitios de Japón para toda la estancia, pero la verdad es que hay bastantes redes wifis por todas las ciudades y no se hace muy necesario).

Una vez acoplados en la casa, y dejadas las maletas nos ponemos rumbo al barrio de Gyon, a ver si vemos alguna Geisha (aunque ya es tarde) y cenar por allí. Hay aproximadamente una horita de paseo, que en Kyoto las distancias son grandes.





Cenamos en un restaurante con una barra hacia la calle en el comienzo de Gyon, una especie de calzones de masa finita y relleno indescriptible muy ricos (por unos 54oo yenes los 6, que son menos de 50 euros).


Molidos después del primer largo día, volvemos a la casa tras otra hora de paseo a descansar.

Día 3: Nara y Fushimi Inari

Nos levantamos temprano para poder coger prontito el tren que nos lleva a Nara, donde pensamos pasar la mañana.

Desayunamos en casa, aprovechando la cocina, algunas cosas que compramos el día anterior en un súper cerca del apartamento, así que vamos a la estación preparados para coger el tren tal y como nos indica la App de Hyperdia.

Sin embargo, nos perdemos un pelín en la estación, que es enorme, como todas en Japón, porque no queremos coger un shinkashen como hicimos el día anterior, sino que es un tren normal, y por tanto, hay que buscar las señales de "JRlines" que tienen entrada distinta que los shinkashen aunque vale el JR Pass igual.

Con esa diferencia clara, y siguiendo los carteles de "JR lines" llegamos a los paneles informativos que indican Nara, la hora y la vía, sin ningún problema, y cogemos el tren según lo previsto. Eso sí, va a tope, que es hora punto y en un tren de uso habitual. Aunque la mayoría va bajando en las primeras paradas.

Nara está muy cerquita así que llegamos pronto, y nos dirigimos directamente al parque, en el que se encuentran varios de los templos más famosos de Nara, así como los famosos ciervos, considerados mensajeros de los dioses, y que piden comida como si no hubieran comido en años. Y cuidado con los mapas que también comen, sin piedad, papel!! Hay numerosos sitios donde comprarles algo de comer, y aunque son un poco borricos, es una curiosa experiencia.

Lo primero que vemos al entrar en el parque es el templo Kofuku-ji, famoso fundamentalmente por su pagoda de 5 pisos. La entrada es gratuita.


A continuación, y rodeados de los famosos ciervos, y dando paseo por el parque que es muy agradable en si mismo, nos dirigimos a Todai-ji, famoso por la estatua del Gran Buda. La entrada son 500 yenes.


Como peculiaridad, al rodearlo, veréis un pilar, en el que la gente hace cola para pasar por un agujero. Se dice que este agujero tiene las mismas dimensiones que los orificios nasales de Buda, y que todo aquel que pase por él, será bendecido. Es bastante estrecho asi que nosotros nos saltamos el tramite ;)

En los alrededores de este templo, hay otros que también son muy bonitos y están muy cerca por lo que merece la pena acercarse, como es el caso de Nigatsu-Do.




Desde allí, bajamos paseando por el parque hacia el templo de Kasuga, famoso por los farolillos de piedra que hay en sus alrededores.







Ya saliendo del parque y alejándonos un poco llegamos a Shin Yakushiji, famoso por su buda protector y los 12 guardianes que lo rodean. Cuesta 600 yenes la entrada y no se permiten fotografías. Como anécdota, nos encontramos a un grupo de escolares (vemos muchísimos en esos primeros días) que un tanto nerviosos nos piden una foto.. yo por supuesto quise otra ;)


El siguiente objetivo en nuestro recorrido en Nara está algo lejos como para ir andando así que nos acercamos a una de las paradas que hay dentro del parque para coger un autobús. En el mapa se ven sin problema las distintas líneas y sus recorridos, así como sus horarios, así que no es bastante fácil.

Lo que no calculamos bien es la distancia, y el bus tarda casi 1 hora en llegar a nuestro destino final, por lo que optamos por ver sólo Yakushiji Temple (1.100 yenes la entrada), que es el mas alejado de los que hay en aquella zona, y dejamos sin ver Toshodaiji Temple para volver directos en el bus a la estación, porque no queremos perdernos Fushimi Inari.

Llegamos a la estación para coger el tren a las 15.53. Volvemos a comer en el tren a la japonesa unas cajas de sushi que compramos en el supermercado de la estación. El tren que tomamos hace parada antes de llegar a Kyoto (aunque nuestra idea era ir a Kyoto y coger allí el tren local) en una estación que permite el cambio al tren local que va a Fushimi. Como es muy turístico lo van indicando así que nos bajamos, y en la vía de en frente está el tren local esperándonos y a 6 paradas de Fushimi. Una vez en Fushimi, el templo está según sales de la estación, en frente a la izquierda así que no tiene perdida. Además Fushimi Inari no cierra, así que aunque es interesante verlo de día, es buena opción para la tarde ya que casi todo en Japón cierra prontito (entre las 5 y las 6 de la tarde).

Como hemos llegado prontito, optamos por recorrerlo entero y tranquilamente (unas dos horas de paseo) así que termina haciéndose de noche, pero también de noche tiene mucho encanto. De hecho, si se deja como visita de la tarde, yo recomendaría esperar al anochecer para hacer la visita completa de noche y de día. Fushimi es un santuario sionista famoso por sus cientos o miles de toris color bermellón  marcando el camino. Resulta bastante espectacular.





 







 
En un punto además de poder seguir viendo el recorrido de toris, hay una bifurcación hacía un mirador, que está cerca, y tiene buenas vistas de Kyoto.



A continuación volvemos a Kyoto, a tan sólo 5 minutos en tren, y no tardamos en buscar donde cenar.

En la misma calle de la casa encontramos un sitio con bastante buena pinta donde decidimos entrar. La cena es bastante peculiar, rollo "do it yourself" y la verdad es que está muy rica. nos cuesta unos 13.500 yenes.



Después de cenar, Juanlu y yo nos recogemos, en tanto que el resto entra en un garito japonés a tomar un chupito de shake, en un callejón al lado del restaurante... Todo muy auténtico, turbio y peculiar. Chupito y aperitivo les sale por 1000 yenes.



(NOTA: mi móvil se volvió loco después del día de hoy y perdí todas las fotos, así que las fotos de esta entrada son escasas y regulares. Intentaré actualizarlo cuando recopilemos las fotos de todo el grupo).

Día 4: Kyoto

Es el único día que podemos dedicar de forma exclusiva a Kyoto y a sus templos así que empezamos temprano el día, en torno a las 8, y desayunamos rápido en el apartamento al estilo del día anterior.

Cogemos el JR bus para llegar en primer lugar al Ryoanji Temple y a su jardín zen, el más famoso del mundo, aunque no nos da para meditar mucho en él dado lo apretado que tenemos el día, y que es nuestra primera parada (quizá es mejor hacerlo a mitad de día, y así agradecer el descanso a modo de meditación). Todo el templo además está rodeado de jardines muy cuidados al estilo japonés. La entrada son 500 yenes.






En la misma línea es el siguiente templo, Kinkajuki (400 yenes), famoso por su pabellón dorado en medio de un estanque. Lo disfrutamos menos porque está muy masificado, unido a que está lloviendo y todo el mundo va con paraguas.





La siguiente parada es el Castillo de Nijo, donde es característico el crujir del suelo (de hecho era un elemento de seguridad). Llegamos en bus desde el anterior templo, también de la línea JR, y cuesta 600 yenes la entrada. Con un gran foso alrededor, y una puerta bastante bonita y, por supuesto, jardines.











Salimos con mucha hambre pero allí hay poca cosa así que cogemos un tren a la zona de nigashiyama, que está más próximo de los templos que queremos visitar por la tarde.

Encontramos una galería con locales y bares  y algunos puestos tipo mercado, así que comemos en uno de ellos con el anuncio de "lunch box" (tipo bento pero hecha en el momento) con café, por 950 yenes por persona, y que nos gusta bastante.



Con los estómagos llenos paseamos rumbo a Kiyomizudera, viendo lo que nos encontramos por el camino: templos (como el de Yasaka, de entrada gratuita), pagodas...






El camino para llegar son calles muy auténticas, las famosas Sannenzaka y Ninenzaka, aunque llenas de turistas que las restan algo de encanto.  también son calles llenas de mujeres disfrazadas de Geishas. Nosotros creo que no vimos ninguna auténtica, pero si muchas que daban el pego.


El templo de Kiyomizudera, que merece mucho la pena, aunque tiene algunos edificios en obras, por su balcón, sustentado por vidas de maderas sin clavos, en lo alto del monte y rodeado de bosque. Cuesta 400 yenes.





Volvemos paseando tranquilamente decidiendo que hacer el resto de la tarde, dado que por las horas, no nos da tiempo a ver más templos. Son muchos los que nos quedan sin ver, por lo que definitivamente, Kyoto merece al menos un día más.

En el camino nos topamos con Gyon Corner con un espectáculo de las diferentes artes japonesas así que entramos a verlo. El espectáculo nos sale por 18.900 yenes, por una hora aproximadamente. Está entretenido aunque no es nada del otro mundo.




 
Cuando salimos ya es hora de cenar, así que buscamos una recomendación de tripadvisor para tomar ramen pero al llegar nos avisan de que tienen como para una hora de espera, así que optamos por entrar a otro sitio de camino donde comemos brochetas y otras cosas variadas.

Ya cenados, y con un día bien completo, volvemos a casa.




 

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