Juanlu tiene una conferencia en Ámsterdam y hemos decidido que me vaya con él a pasar el finde. Sin embargo, los dos hemos ido en varias ocasiones a Ámsterdam por lo que puede decirse que lo conocemos, y queremos aprovechar para recorrer otras zonas de los alrededores de Holanda.
Toca decidir qué hacemos en tan solo dos días y medio.
Lo primero que hago es coger vuelo, con KLM, que llega a las 11 de la noche, lo que condiciona el alojamiento para el primer día. Cogemos coche (con Hertz, sin franquicia por 93 euros) y reservamos hotel en Volendam, a 30 minutos del aeropuerto de Ámsterdam.
Llegamos a Volendam a las 12 de la noche, al hotel Marina Park, que nos ha dejado las llevas en un buzón porque la recepción a esas horas está cerrada. Hay que llamar para que nos den un código para abrir el buzón y nadie nos contesta. Cuando por fin contestan, y con ayuda de un holandés que se aloja allí, cogemos las llaves, pero la puerta de entrada no se abre, y nos toca volver a llamar para que vengan a hacer algo. Entre unas cosas y otras no subimos a la habitación hasta la 1, así que nos dormimos directamente para empezar nuestro viaje con fuerzas al día siguiente.
Día 1: Volendam, Marken y Edam.
Dejamos el hotel y nos vamos andando al centro, a unos 10 minutos para desayunar por allí. Encontramos varios restaurantes a lo largo del puerto así que entramos en uno de ellos a tomar un café y una riquísima Apple pie.
Volendam es un pueblo de pescadores situado 20 kilómetros al noreste de Ámsterdam, entre Edam y Marken. Se fundó en el siglo XIV en las inmediaciones del puerto de Edam.
Actualmente, junto a la pesca, el turismo se ha convertido en la forma de vida de los más de 20.000 habitantes de Volendam.
Lo que merece la pena de Volendam, es pasear por sus calles y su paseo marítimo, entrar a sus bonitas tiendas y tomar algo en cualquiera de sus bares.
Algo característico de Volendam son los trajes tradicionales holandeses que visten sus habitantes en ciertas ocasiones, aunque nosotros no somos de cosas típicas así que pasamos.
Tras el desayuno tranquilo y el paseo cogemos los billetes del barquito express a Marken que sale a las 12, y tarda 30 minutos. El día se ha nublado un poco y pasamos un poco de frio al ir. La idea y vuelta cuesta 10 euros. Se puede ir en bus y supongo que en coche pero está opción es mucho más chula.
Marken es un pueblo muy pequeño pero con muchísimo encanto, en lo que lo único que hay que hacer es recorrer tranquilamente sus callecitas llenas de encanto. Como Volendam está orientado a la pesca, y al turismo.
Paseamos por allí hasta recorrerlo entero, y vemos que el siguiente barco sale a las 15 horas y son las 13.45 por lo que optamos por comer allí mismo. Deberíamos haber mirado la hora para haber cogido el barquito de antes y llegar a comer a Volendam que tiene más oferta, aunque aun así comemos muy bien, unos riquísimos fish and chips.
Visto Marken y con el estomago lleno, volvemos a Volendam de nuevo en barquito, ahora sí con solazo.
Entramos en la Cheese Factory de Volendam, justo al lado del puerto, donde en su planta de abajo se puede ver como se hace el queso, y en la tienda se pueden degustar algunos quesos. Personalmente no creo que sea el mejor sitio para comprar.
Volvemos paseando al coche y nos ponemos rumbo a Edam. Como en el caso de Volendam y Marken, Edam es pequeñito, un pueblecito más de interior con canales. Hay que dar un paseo por él y poco más. Se supone que tiene un mercado de quesos pero pese a las indicaciones no lo encontramos y como Juanlu no es muy fan le termino perdonando el sufrimiento.
Tras Edam nos ponemos rumbo al siguiente destino: Teherne en la región de Frisia, a hora y media. Para llegar cruzamos el famoso dique que hace posible que Holanda exista. Nosotros no nos damos cuenta pero a mitad del dique hay una parada para coches en la que puedes parar y pasar por encima del dique para ver ambos lados. Nosotros pasamos de largo y nos da mucha rabia no verlo.
Llegamos un poco antes del atardecer a Teherne y a la casita de Mariahoeve donde nos quedamos las siguientes dos noches, justo a la orilla de un canal.
Cenamos siguiendo las recomendaciones de la propietaria en un bar en el centro del pueblo, en el "eetcafe het Far". La carta está en holandés, así que tenemos que pedir ayuda a la camarera porque no hay quien se entere!! Nos pedimos una ensalada para compartir, y un plato de pollo, y nos sirven una espectacular cantidad de comida, y nos cuesta terminarnos todo! La cuenta no llega a 40 euros!
Con la tripa llena, nos retiramos a descansar, porque no hay mucho más que hacer por allí.
Nos levantamos en Teherne, en la preciosa casa de Mariahoeve, con maravillosas vistas a un canal. Se pueden alquilar barquitas, pero hemos quedado con Gerda, amiga de Juanlu, y queremos aprovechar el día, así que sacamos unas fotos de las vistas, y nos vamos a dar una vuelta por Teherne, pueblo rodeado por todos lados por canales, y lagos. Está todo a medio gas, pero el día esta precioso y el paseo es muy agradable.
Recorremos el pueblo que es pequeño en poco mas de una hora, y nos vamos a desayunar, un poco tarde, casi a modo de comida, dado que hemos quedado a cenar con los padres de Gerda y nos imaginamos que será a hora holandesa.
Con el estomago lleno cogemos el coche rumbo al punto de encuentro con Gerda: Schokland, un museo que cuenta la historia de Holanda, y su histórica lucha contra el agua. Es un lugar muy típico para los holandeses que se encuentra en el centro de los terrenos ganados al mar con la ayuda de los diques. De hecho, se puede pasear por una montaña junto al museo, que era una isla habitada en los tiempos en los que los diques no existían y esos terrenos eran agua. Muy interesante y diferente.
Paseamos por los alrededores y nos dirigimos a la casa de Gerda a conocer a sus padres. La casa es preciosa, típica de la zona, con los techos de cañas, y hasta con un caballo precioso.
Tomamos la merienda con sus padres, y nos ponemos rumbo al siguiente destino: Holtingerveld, donde se encuentran unas piedras funerarias atípicas para la zona que parece ser que llegaron desde Escandinavia como consecuencia del derretimiento de un glaciar. Hay una pequeña ruta para ir andando desde una zona de aparcamiento, pasando por un granja, que se utiliza para la conservación natural de la zona.
Después del paseo nos dirigimos en coche a Giethoorn, precioso pueblecito tipo Venecia o Brujas, lleno de canales y preciosas y cuidadas casas. Tiene una calle en la que pasea mucha gente desde la que se puede apreciar como es el pueblecito. Hemos quedado allí a cenar con los padres de Gerda así que damos un paseíto y nos dirigimos al sitio donde vamos a cenar, pasando una velada estupenda con ellos y Gerda.
Tras la cena, nos despedimos y retiramos tras una jornada tranquila en muy buena compañía, recorriendo zonas desconocidas para la mayor parte de los turistas pero preciosas.
El domingo despertamos para marchar al aeropuerto, tras volver a desayunar una riquísima Apple pie de despedida.
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