A las 21.10 del último día del año nos disponemos a coger el primer avión de nuestro viaje, rumbo a Doha (Qatar). El vuelo son 6 horas, con dos horas de diferencia horaria, así que llegamos a Doha a las 5 de la mañana sin haber dormido mucho pero con ganas de aprovechar el día en el país árabe.
Al llegar a Doha decidimos no descansar e ir directos a la ciudad por lo que vamos directos a la salida. El objetivo no resulta nada sencillo y nos lleva más de una hora conseguirlo! Tras recorrer medio aeropuerto, llegamos a una zona llamada "transfer zone" y tenemos que salir por donde la gente entra. Parece que no puede ser así pero todo el mundo nos confirma que es el camino adecuado, y no vemos otra forma posible, así que al final salimos pasando los controles de entrada a contracorriente.
Para llegar a Doha ciudad cogemos el autobús 777 hasta el city center por 10Qar al día por persona (así que lo guardamos bien porque nos valdrá para la vuelta por la noche).

LLegados allí y tras zampar un desayuno reparador en Mc Donalds empezamos viendo la diplomatic área que es donde están todos los rascacielos de la ciudad.
A continuación, atravesamos de camino al centro el paseo marítimo, llamado Corniche.
En el Corniche, además de unas vistas muy chulas de los rascacielos desde el otro lado, está la famosa Perla, que es reclamo turístico aunque no sé bien porque.. aunque ya que estamos no somos menos y también echamos la foto de rigor.
Así llegamos al Zoco que no sabemos porque está cerrado y sin gente.
Por suerte sí están abiertos los restaurantes y bares así que optamos por tomar algo y comer aunque es pronto porque estamos muertos. Comemos en Le Gourmet.
Probamos el hummus, tabouleé y grill de carne por 90 Qar (unos 25 euros).
Con el estomago lleno volvemos a Corniche para echar una siestecilla, que nos viene a todos genial, en el césped que rodea al paseo.
Tras la siesta nos vamos al Museo de Arte Islámico, que es gratuito. El edificio es bonito y las vistas desde allí también. A la salida vemos el atardecer desde el Paseo.
A media tarde volvemos al Zoco que ya está mucho más animado y con los puestecillos abiertos, y con mucha gente e incluso músicos en la calle. Nada que ver con nuestra visita anterior.
Mis fuerzas están realmente bajo mínimos así que nos sentamos a tomar un té, y descansar con la sensación de los deberes hechos, porque Doha no tiene mucho más que visitar.
Optamos por cenar también en el Zoco que se va animando más y más, mejor que cenar en el aeropuerto. Cenamos en Bosphorus por unos 176 Qars.
Cogemos bus de vuelta a las 21.30, y llegamos al aeropuerto según lo previsto, siendo mucho más fácil la entrada que lo que fue la salida.
En la quiet room conseguimos dormir un poco. Está muy bien, aunque bastante iluminada y con frio, así que tomamos nota mental de coger mantas para la vuelta.
Y allí hacemos tiempo hasta el siguiente vuelo rumbo a Ho Chi Mihn.
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