Día 1: Nikko y llegada a Tokyo
Muy a nuestro pesar nos espera un nuevo madrugón para poder aprovechar al máximo el día, y nos toca despedirnos de Hakone. Pero antes desayunamos en el hotel la comida que nos prepara el propio Mac, y disfrutamos de las vistas del Monte Fuji, que hoy se ven perfectamente desde el hotel e, incluso, desde dos de las habitaciones.
Con penita nos despedimos de Mac y de su pequeño hotel y nos ponemos rumbo a Nikko. Para ello, haciendo uso del Hakone Pass, hay que deshacer el camino del día anterior, cogiendo un bus justo enfrente del hotel, para llegar al tren que nos lleva a Hakone. Como siempre hacemos uso de nuestra aplicación de cabecera para la planificación de los trayectos, Hyperdia, porque no falla uno, y nos dice cual es el camino más rápido.
La vista del Fuji nos va acompañando nuestro camino en bus hasta Odawara, y después también en el tren rumbo a Tokyo, donde dejamos las maletas para recogerlas por la noche y no cargar todo el día, y hacemos trasbordo al tren rumbo Utsonomiya, donde tomamos el tren local a Nikko. Nos lleva unas dos horas el trayecto desde Tokyo, unido a la casi hora y media (más dejar las maletas en consigna) desde Hakone.
Una vez en Nikko hay que andar como unos diez-quince minutos desde el tren hasta el acceso a la zona de templos, así que optamos por comer primero en la zona de la estación que tiene varios sitios, y de paso tomarnos un heladito de te verde.
Ya con las baterías cargadas, nos dirigimos a cumplir con nuestros deberes turísticos, empezando por el Toshoga Temple, cuya entrada cuesta 1.200 yenes. El acceso a esta zona de templos se hace por un puente muy bonito, que se puede visitar pagando, aunque la foto desde en frente nos parece suficiente.
Nos lleva aproximadamente dos horas verlo tranquilamente. Este templo es famoso por su representación de los tres monos que "no ven, no oyen, no hablan". Aunque a ninguno nos suena esa representación de los monos de antes.
Después paseamos por el resto del recinto que es muy agradable, pero sin entrar en otros templos. Toda la zona está cuidada, decorada con farolillos y con mucho arbolito, y aprovechamos para merendarnos un pececillo típico, que nos hacen en estas planchas tan curiosas.
Sabíamos que no teníamos muchísimo tiempo para Nikko pero nos vamos razonablemente contentos, al tren de vuelta a Tokyo, de nuevo dos horas de trayecto.
Una vez en Tokyo, tomamos otro tren hasta la parada más próxima a
nuestro hotel, donde descargamos las cosas, y decidimos ir hacia la zona de
Shinjuku, para ver el ambiente, y subir a los miradores del
edificio del Gobierno Metropolitano de Tokio, con vistas de 360º, que cierra tarde. Pero paramos a cenar,
y al final se nos hace tarde, y llegamos cuando la torre acaba de cerrar.
Optamos por volver al hotel y descansar. El hotel nos gusta bastante y la ubicación entre varias lineas de metro y tren nos resulta muy cómoda para movernos. Es el Hotel Villa Fontaine Tokyo-Kundanshita (que nos sale por unos 600 euros, los 6, por una estancia de 3 días).
Día 2: Tokyo: Ginza, Odaiba y Tokyo Skytree.
Comenzamos el día, después de desayunar en el propio hotel, poniendo rumbo al Palacio Imperial, muy próximo al hotel, donde aún reside la familia imperial, pero resulta que no abre ni los lunes ni los viernes, así que lo dejamos para volver al día siguiente.
Decidimos sobre la marcha ir entonces hacía la Torre de Tokyo, aunque optamos por no subir. Vemos el templo de Zojoji, y tambien visitamos, por 300 yenes, los jardines de Hamarikiu, que son muy tranquilos y agradables.
Después ponemos al barrio de Ginza para dar un paseo por sus calles, y ver los principales atractivos de la zona, como la fachada del rehabilitado teatro Kabuki-za.
Echamos así la mañana hasta la hora de comer que nos dirigimos al mercado de pescado Tsukiji, a tomar una buena ración de sushi como mandan las recomendaciones. Optamos todos por un variado de sushi muy completo, que a la mayoría nos encanta, aunque para otros se hace demasiado pescado crudo junto. El plato nos sale por 2000 yenes en un restaurante cerrado. Seguro que en los puestos hubiéramos comido mejor, pero somos 6 y encontrar sitio es difícil, unido a que la previsión del tiempo calcula una buena tormenta para la hora de la comida y no falla, cae un buen chaparrón mientras comemos.
Tras comer, nos dirigimos a la zona de O Daiba, cogiendo la línea U de metro (yurikamone), no incluido en nuestro ticket diario. Merece la pena acercarse a la cabecera del tren, y ver que es un tren sin conductor de lo más curioso.
El camino en el metro mola mucho. Va por unos puentes por encima de la bahía (Rainbow Bridge), y las vistas son muy bonitas.
Una vez allí, lo primero que visitamos es la famosa replica de la Estatua de la Libertad, que preside la bahía, y desde allí, de nuevo las vistas de la bahía y el puente Rainbow Bridge.
Damos un paseo por el Barrio, y sus principales atractivos turísticos, como la sede de la cadena de televisión Fuji TV, pero decidimos no entrar a visitarlo. Nos quedamos echando un vistacillo a las tiendas frikis de la zona.
Para irnos de Odaiba valoramos la opción del barquito a Asakusa pero no nos cuadra mucho por horarios y optamos por volver nuevamente en metro, y dirigirnos a la Tokyo Skytree, en el barrio de Sumida, al noreste de la ciudad. Las vistas desde la Torre son espectaculares, aunque llegamos de noche y nos perdemos el atardecer en la ciudad.
Para cenar y dadas las horas optamos por acércarnos al hotel y comer en los alrededores.
Día 3: Tokyo: Palacio Imperial, Shibuya y Akihabara.
Tras desayunar hacemos un nuevo intento con el Palacio Imperial, que hoy ya está abierto. Su visita es gratuita, aunque no visitas el Palacio en sí, sino los jardines que lo rodean.
A continuación, probamos con otro de nuestros pendientes: las Torres del Ayuntamiento que estaban cerradas el domingo cuando llegamos. El primer martes de cada mes la torre sur está cerrada, así que la que podemos visitar es la norte, después de esperar algo de cola para subir. Es lo que tienen las cosas gratis, pero las vistas merecen la pena. Se puede ver incluso el Fuji en días claros como este, aunque las fotos no hagan justicia.
Después de visitar la Torre, nos vamos al barrio de Shibuya, a cruzar su famoso paso de peatones, que no es nada espectacular, pero resulta curioso.
Allí nos cruzamos con unos Frikis con mayúsculas disfrazados de Mario Bros & Company, montando los famosos cars del videojuego, y recorriendo de un lado a otro el barrio de Shibuya.
Despues de esta visita obligada, cogemos algo de comer para llevar y nos dirigimos al parque Yoyogi Koen a tomarlo.
Ya por la tarde no nos queda más remedio que dedicarnos a las compras, así que vamos al barrio de Akihabara, donde nos separamos para las compras, y nos damos dos horitas para cumplir con ellas.
Casi todas las tiendas que encontramos son del mismo tipo, con las mismas cosas y a los mismos precios, y no encontramos las famosas tiendas de todo a 100 yenes. En general no nos parece especialmente barato, pero es inevitable que caigan unas cuantas cosas frikis para la maleta.
Con las compras hechas, nos marchamos al hotel para darnos una ducha y salir a cenar y a darlo todo en un karaoke para despedirnos de nuestro viaje.
Optamos por un karaoke de la marca Echo y cogemos una hora con bebida por 2.300 yenes por persona. No es barato pero es un básico.
Empezamos tímidos pero nos soltamos rápido y se nos pasa volando la horita, pero nos vamos con resignación.
Yo no soy muy de karaoke, pero las salas son para tu grupo, no te mezclan con otros, así que es muy dinámico y en nuestro caso nos ahorró escuchar a los japos con sus canciones desconocidas para nosotros.
Día 4: vuelta
A las 11.20 sale nuestro vuelo directo a España, así que nos levantamos y tomamos el tren al aeropuerto.
Nos ha quedado mucho por ver, tanto en Tokyo, donde dos días dan para poco, como en todo Japón, pero desde luego lo hemos dado todo y aprovechado al máximo. Volveremos.
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